Conocedores de la labor humanitaria que realiza la Asociación Ledicia Cativa, nos pusimos a pensar, qué podíamos hacer nosotros desde VigoVuela, para poder mostrarles públicamente nuestro reconocimiento.
A alguno de nosotros se nos ocurrió la idea, de mostrarles a todos ellos, el aeropuerto de una de las ciudades gallegas, en donde una parte del numeroso grupo que lleva más de 15 años «aterrizando» en nuestra comunidad autónoma, disfruta durante dos meses al año de la hospitalidad y compañía de sus familias de acogida.
Al principio nos surgieron dudas, porque así a priori uno no es capaz de imaginar si aquello que uno disfruta como una profesión o afición, será percibido con el mismo entusiasmo por parte de niños y adolescentes.
Quieras o no, nos preguntábamos, cosas de este tipo: ¿Tendrán interés en conocer el funcionamiento de nuestro aeropuerto?, ¿Despertará su curiosidad ver cómo vuela un halcón?, ¿Disfrutarán viendo en directo un simulacro contra incendios? ¿Qué sensación les producirá ponerse a los mandos de un helicóptero?, ¿Y a los mandos de un avión?…
Si estas eran nuestras dudas en un principio, había una única cosa que teníamos clara:
¡Les encantará zambullirse en la piscina!